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4 de octubre de 2012


Aquí os dejo con el tercer capítulo, siento la tardanza, pero ya hemos empezado el curso... Y hay poco tiempo, pero seguiremos subiendo capítulos.


Presentaciones
Me encantó saber que un año más podría estar junto a mis dos mejores amigos, la verdad, sin ellos no sé lo que haría. Sobre todo sin I, porque sin ella, sus bromas y sus paranollas las horas de clase se hacían eternas.
Este año sería genial, algo me lo decía por dentro. Además también estaría con  Kiwi, solo estuve un año separada de él, y justamente fue en el mismo en el que conocí a I… ¿Casualidad? Puede ser, pero la vida me había enseñado que las casualidades no existían.
Y conocería gente nueva, como el Hombre de las Fragancia,  Blabgirl o  M. En realidad a M ya lo conocía… en primero de la ESO casi siempre estaba con la Pija  y había escuchado hablar sobre él y sus historietas en el colegio con ella e I. Yo ya sabía que ese año nos tocaría en la misma clase, siempre pensé que sería un fastidio, todos a mi alrededor decían que era un pesado insufrible, pero con el tiempo mi opinión sobre él cambiaría, aun así todavía tenía que conocerlo un poquitín más.

La TUTTO nos informó de que al tocar el timbre, teníamos que bajar al patio, haríamos el recreo como si de un día lectivo se tratase y después al gimnasio, nos tocaba la presentación del profesor de Ed. Física. Seguro que no sería como Give me five, la profesora del año pasado. Era una chica que se sentía como una alumna más, muy activa y positiva. Todavía me acuerdo de un momento inolvidable en su clase:
-¡Callaos ya, no lo repito ni una vez más!-dijo la profesora harta de  la despreocupación de sus alumnos.
Pero poco les interesó a ellos su advertencia así que lanzó un balón a la nuca de Moskitoumen, que hablaba con alguien de manera tan descarada que hasta le daba la espalda a la profesora.
Todos echamos a reír y Moskitoumen  le gritaba enrabietado a la profesora, pidiéndole una excusa razonable de porqué había hecho eso. Solo favoreció a que las risas creciesen y a que él se pusiese más rojo de la vergüenza pero hizo que todos centráramos la atención en ella, haciéndonos callar. Sin duda esa profesora había sido de las mejores profesoras de gimnasia que jamás he tenido.
Ahora… en el patio…
-Buff..Otro año más con INSEMINATIONGIRL.-dijo Kiwi, abatido.-
-Bueno… el curso pasado casi no la tuvimos, con eso de su embarazo… además a mí me cae bastante bien. -dijo I, enseñándole la lengua.-
-Yo prefiero tenerla a ella antes que a la SARDINA (SARD)-dije poniendo cara de asco sin saber que el curso siguiente seria mi tutora.-
-¿Y quién no? – Todos reímos al comentario de I.
-¿A alguno os suena CHARYMEN?
-Ese es el de Ed. Física ¿No?
-Sí.
-El nombre no, pero a lo mejor lo veo y me suena la cara o algo…
-Disfrutad del patio, que ahora nos toca otra vez discursito de presentación…-dice I burlona, interrumpiendo mi conversación con Kiwi sobre el profesor que conoceríamos dentro de poco y que sin esperarlo, también sería tutor de dos de ellos el curso que viene.

A lo lejos vemos como se aproximan corriendo Madmuasel y la Gotica*Rockera.

En los últimos años, el número de amigos de la Gotica*Rockera había caído en picado. Se había vuelto muy pesada, más de lo humanamente soportable. Cuando empezó a verse sola se aferró a nuestro grupo como un chicle al asiento de un cine y, por pena, la aceptamos, aunque muchísimas veces minaba nuestra moral.
La Gotica*Rockera, empezó a leernos la lista de sus profesores y nos decía los nombres de sus nuevos compañeros de clase, bueno… de los que se acordaba. Ninguno le decíamos nada, solo asentíamos, hasta que en un momento me vi con Madmuasel y la Gotica*Rockera paseando y aguantando sus historias, en cambio, Kiwi e I habían sido más listos, como siempre pasaban desapercibidos para ellas, se pudieron escabullir y ahora daban vueltas por el patio, charlando y escuchando música del móvil de él. Gracias a Dios no tardó mucho en tocar el timbre y por ahora ya no tendría que aguantar sus historias…solo por ahora…
Como nos dijo la tutora, nos dirigimos al pabellón de educación física donde se suponía que tendría que suceder la clase de hoy, pero no. Estando en la gran puerta acristalada vino un hombre de unos cuarenta años, moreno (con algunas canas) y más bien bajito que se presentó como CHARYMEN y nos dijo que le siguiéramos. Toda la clase nos preguntábamos dónde íbamos hasta que yendo por un pasillo próximo a nuestra clase empezaron a especular que posiblemente el primer día de educación física lo pasaríamos encerrados. Y así fue, el profesor nos llevó hasta nuestra aula y nos dijo que sería donde pasaríamos las próximas dos horas escuchando la normativa y los criterios de evaluación de su asignatura, eso sí, nos prometió que sería el único día del curso que pasaríamos de su clase allí.
Los alumnos escuchaban las explicaciones del profesor, pero a más de uno, lo que en realidad le apetecía era echarse una cabezadita, pero no querían arriesgarse a que el profesor los fichase para la lista negra el primer día. Aún así, se escuchaban risas y murmullos todo el tiempo. El profesor dirigió la vista hasta el fondo de la clase. Definitivamente M y Lemonmen iban a estar en el punto de mira de CHARYMEN todo el curso. Él no consentía que se le interrumpiese mientras explicaba, en eso se asemejaba a Give me five.
Después de dos largas y cansadas horas, tocó el timbre. El profesor nos había parecía simpático, y, sobre todo, ingenioso, porque vaya bromas que hacía... Ahora nos tocaba matemáticas, los que conocían a esa profesora hablaban muy mal de ella, pero ni I, ni Kiwi ni yo la habíamos tenido nunca, así que no podíamos opinar al respecto.
La  GALLAEGA no tardó mucho en llegar. Lo primero que hizo fue abrir las vidrieras. Le gustaba el aire del exterior, todavía veraniego. Cogió la tiza y empezó a copiar los criterios de evaluación de su asignatura. La tiza era tan grande que se partió en dos en cuanto la apoyó contra la pizarra. Todos echaron a reír, ese había sido el principio del final… Lanzó una mirada intimidadora a sus alumnos y con una gran sonrisa, que más que de simpatía o de alegría pertenecía más a una película de terror, comentó:
-¡Venga chicos, que no estáis en primaria, eh! ¡A ver si tengo que sacar a alguien el primer día!-.
Se hizo el silencio en la clase y ya solo se escuchaban los chirridos de la tiza contra la pizarra y alguna que otra duda de los alumnos (que claro está, levantaban la mano antes de hablar). Pero ese “respeto” no miedo, que tenían los alumnos hacia la GALLAEGA  más tarde se convertiría en objeto de burlas y piques entre alumno y profesor (pero nunca ofendiendo).
Y, al fin, el sufrimiento se vio recompensado… ¡a casa! Por fin se acababa un día más, uno de los primeros, haciendo la cuenta atrás hasta las próximas vacaciones…